La Catrina es una figura icónica de la cultura mexicana, que representa a la muerte con un vestido elegante y un sombrero de plumas. Su origen se remonta al grabado de José Guadalupe Posada, que satirizaba a las clases altas del Porfiriato. Desde entonces, La Catrina ha sido protagonista de numerosas obras de arte, literatura, cine y música, y se ha convertido en un símbolo del Día de Muertos.
En esta ocasión, hemos tenido el privilegio de entrevistar a La Catrina en persona, para conocer más sobre su historia, su personalidad y su opinión sobre la vida y la muerte. A continuación, les compartimos la conversación que tuvimos con ella, llena de humor, ironía y sabiduría.
Hola, Catrina. Gracias por concedernos esta entrevista. Cuéntanos, ¿cómo te sientes hoy?
Hola, gracias a ustedes por invitarme. Me siento muy bien hoy, como todos los días. La verdad es que no tengo mucho de qué quejarme. Tengo un trabajo estable, una casa cómoda y una familia numerosa. Además, me divierto mucho con lo que hago.
Sin duda, eres muy bella. Pero también muy temida. Muchas personas te tienen miedo y te evitan. ¿Qué les diría La Catrina a esas personas?
Les diría que no hay razón para tenerme miedo. Yo no soy mala, ni cruel, ni vengativa. Yo solo cumplo con mi función, que es llevarme a las almas cuando les llega su hora. No lo hago por gusto, sino por deber. Es mi trabajo, y lo hago lo mejor que puedo.
¿Y cómo sabes cuándo le llega la hora a alguien?
Bueno, eso es un secreto profesional. No puedo revelarlo. Pero te diré que tengo una lista muy larga y detallada, con los nombres, las fechas y las causas de cada persona que se tiene que ir. Y también tengo un reloj muy preciso, que me avisa cuando el tiempo se acaba.
¿Y qué pasa si alguien se resiste a irse contigo?
Pues no tiene mucho caso resistirse. Tarde o temprano, todos tienen que venir conmigo. Algunos lo aceptan con resignación, otros con alegría, otros con tristeza, otros con rabia… Pero al final, todos se van. No hay escapatoria.
¿Y qué hace La Catrina con las almas que se lleva?
Las llevo a un lugar muy bonito, donde pueden descansar en paz y estar felices. Allí no hay dolor, ni sufrimiento, ni enfermedad, ni guerra, ni odio… Solo hay amor, paz y armonía. Es un lugar maravilloso, donde todos son bienvenidos.
¿Qué es lo que más te divierte de tu trabajo?
Pues ver las caras que ponen las personas cuando me ven llegar. Algunas se asustan, otras se enojan, otras se resignan y otras hasta me abrazan. Es muy entretenido ver la variedad de reacciones que provoco. También me gusta jugar con ellas, hacerles bromas y acertijos. A veces les doy una oportunidad de salvarse si me responden correctamente.
¿Y qué tipo de preguntas les haces?
Pues depende del humor que tenga ese día. A veces les pregunto cosas sencillas, como cuántos granos de arena hay en el mar, o cuántos pelos tiene un gato. Otras veces les pregunto cosas más difíciles, como el sentido de la vida, o el nombre de todos sus antepasados. Y otras veces les pregunto cosas absurdas, como el color del viento, o el sabor de las nubes.
¿Y alguien ha logrado responderte alguna vez?
Sí, claro. Hay personas muy inteligentes y creativas que me sorprenden con sus respuestas. Por ejemplo, una vez le pregunté a un niño cuántas estrellas hay en el cielo, y me dijo que las mismas que hay en sus ojos. Otra vez le pregunté a una anciana cuál era su mayor sueño, y me dijo que morir en paz. Esas respuestas me conmueven y me hacen pensar.
¿Y piensa mucho La Catrina?
Sí, mucho. Aunque no lo crean, la muerte también tiene sus dudas existenciales. Me pregunto por qué existo, cuál es mi propósito, si hay algo después de mí. También me pregunto si estoy haciendo bien mi trabajo, si soy justa o injusta, si soy buena o mala.
¿Y qué te respondes?
Pues no lo sé. Creo que no hay una respuesta definitiva a esas preguntas. Creo que soy lo que tengo que ser, ni más ni menos. Creo que soy parte de un equilibrio natural, de un ciclo eterno. Creo que soy una amiga y una enemiga al mismo tiempo.
¿Una amiga y una enemiga?
Sí, así es. Soy una amiga porque le doy fin al sufrimiento, porque le doy sentido a la vida, porque le doy valor a lo que importa. Soy una enemiga porque le quito lo que más quiere, porque le rompo los planes, porque le arrebato lo que ama.
¿Te gusta asustar a la gente?
Sí, me gusta mucho. Es una forma de divertirme y de hacerles ver que la vida es corta y hay que aprovecharla al máximo. No hay que tomarse las cosas tan en serio. Hay que reírse más y llorar menos.
¿Y tú te ríes mucho?
Sí, me río mucho. Tengo un gran sentido del humor. Me gustan las bromas, los chistes, las ironías… Y sobre todo, me gustan las calaveritas literarias.
¿Qué son las calaveritas literarias?
Son unos versos que se escriben para burlarse de la muerte y de las personas que se han ido o que se van a ir. Son una forma de expresar el cariño, el respeto y la admiración que se siente por los difuntos. También son una forma de criticar a los vivos, a los que se portan mal o a los que abusan del poder.
¿Y te gustan las calaveritas que te dedican a ti?
Sí, me gustan mucho. Me hacen sentir querida y apreciada. Me hacen reír y llorar al mismo tiempo. Me hacen ver que la gente me respeta y me admira, pero también me teme y me desafía.
¿Tienes alguna calaverita favorita?
Sí, tengo muchas. Pero una de las que más me gusta es esta:
La Catrina muy coqueta
se puso su mejor sombrero
y se fue a pasear al pueblo
a buscar algún soltero.
Pero nadie la miraba
ni le hacía caso alguno
pues todos estaban ocupados
en celebrar el Día de Muertos.
La Catrina se enojó
y dijo con gran despecho
«si nadie me quiere en vida
los voy a querer en muerto».
Y así fue como la muerte
se llevó a todos los hombres
y dejó a las pobres viudas
llorando por sus amores.
¿Qué opinas de los que temen a La Catrina?
Los entiendo, pero no los comparto. Creo que el miedo es natural, pero también es innecesario. Creo que el miedo es un obstáculo para vivir plenamente, para disfrutar el presente, para aceptar el destino. Creo que el miedo es un desperdicio de energía, de tiempo, de oportunidades.
¿Qué opinas de los que te celebran?
Los aprecio, pero no los necesito. Creo que la celebración es una forma de respeto, pero también es una forma de rebeldía. Creo que la celebración es una manera de recordarme, pero también es una manera de olvidarme. Creo que la celebración es un homenaje a los que se fueron, pero también es un desafío a los que quedan.
¿Qué opinas de los que te ignoran?
Los ignoro, pero no los olvido. Creo que la ignorancia es una opción, pero también es una ilusión. Creo que la ignorancia es una protección, pero también es una traición. Creo que la ignorancia es una comodidad, pero también es una debilidad.
¿Qué consejo le darías a los que te escuchan?
Les diría que vivan, que vivan de verdad. Que no se dejen llevar por el miedo, ni por la rutina, ni por el conformismo. Que busquen su felicidad, su pasión, su propósito. Que aprovechen cada momento, cada persona, cada experiencia. Que no se arrepientan de lo que hicieron, ni de lo que no hicieron. Que se amen a sí mismos, y a los demás. Que se rían, que se rían mucho.
Gracias, Catrina, por tus palabras. Ha sido un placer hablar contigo.
Gracias a ustedes por escucharme. Ha sido un honor compartir con ustedes. Espero que nos volvamos a ver pronto. Bueno, no tan pronto. Ya saben lo que digo: no me busquen, yo los encontraré.
Conclusión
Esta ha sido nuestra entrevista con La Catrina, la muerte más famosa de México. Esperamos que les haya gustado y que les haya hecho reflexionar sobre la vida y la muerte. Recuerden que La Catrina está siempre presente, y que no hay que temerla ni ignorarla, sino respetarla y celebrarla. Hasta la próxima.